Benditos tuiteatreros. Mira que insistieron la Chica con Falda Roja (@bo_pip) y Bartleby (@SLSeco) en que lo habían vuelto a hacer; que en el Teatro Guindalera en Madrid se había obrado de nuevo el milagro, esta vez con Duet for One, una obra inspirada en la vida de la violonchelista Jacqueline du Pré, firmada por Tom Kempinski. Que María Pastor -acompañada únicamente por su padre, Juan Pastor, en el papel de psiquiatra- está tan soberbia como para ser merecedora de uno de los #aplausostuiteatreros que regalamos los tuiteatreros cada temporada.
Y bueno, había demorado esta cita con la que considero una obra imprescindible de teatro en Madrid entre las decenas que habitan hoy nuestra cartelera. No puedo decir que la espera mereció la pena, porque me hubiese gustado disfrutarla con la primera tanda de tuiteatreros que la descubrieron recién estrenada. En numerosas ocasiones me pregunto por qué voy tanto al teatro, por qué invierto mi tiempo y mi dinero en acomodarme en una butaca, absolutamente vendida ante lo que un grupo de artistas haya ideado presentar en escena.
Pues bien, Duet for One me regaló instantes tan maravillosamente estremecedores y bellos, que se disiparon de un plumazo esos cuestionamientos que de vez en cuando pululan por mi cabeza. Es más, me reafirmó en el acierto de una elección; porque existen emociones que solo proceden de momentos de gran belleza, como magistralmente transmite el personaje de María Pastor en un momento de su proceso de terapia en directo. Y para los que no hemos tenido la generosidad de la madre naturaleza para dotarnos de cualidades artísticas, solo a través de la sensibilidad de otros podemos llegar a transformar las pinceladas de belleza en un estado de euforia.
Partiendo de un texto muy bien estructurado que va hilvanando de la mejor forma posible todo un proceso terapeútico completo durante la hora y cuarenta minutos que dura la obra, María Pastor da un salto, a mi modo de ver, con respecto a los anteriores trabajos que yo había disfrutado de ella hasta la fecha: Tres años y El fantástico Francis Hardy, curandero (Sala Guindalera) y La larga cena de Navidad y Odio a Hamlet (Teatros del Canal). Si en algún momento pude temer encontrarme con tics y registros recurrentes sobre el escenario, en cierto modo lógicos por parte de quien lleva unos cuantos montajes a la espalda, gratamente constaté que cuando un artista se encuentra en estado de gracia, adiós al botón automático.
Teatro como terapia para tuiteatreros
Si algo nos gusta a los tuiteatreros es hacer terapia colectiva tras la función para continuar sacando jugo a lo que acabamos de contemplar. Pues imaginad lo que dio de sí la post-función de Duet for One. Eso sí, en este caso todos a una, entusiasmados con la puesta en escena, desde el impecable vestuario elegido por Teresa Valentín-Gamazo, pasando por los escasos pero acertados recursos escenográficos, lumínicos o musicales, hasta, por supuesto, el despliegue actoral. Vaya desde aquí también el reconocimiento al gran José Bustos como ayudante de dirección.
Creo acertar si desde aquí os animo a que, bajo ningún concepto os perdáis esta pequeña joyita de nuestro teatro en Madrid. El equipo al completo merece esa sala llena a diario, como el día que asistimos los tuiteatreros. Ojalá puedan brindar muchas veces con ese delicioso licor de guindas tras acabar cada función.
Sinopsis de Duet for One
Según el programa que recogimos en la sala, «Stephanie Abraham es una reconocida violonchelista casada con un director y compositor de fama mundial. Aquejada de esclerosis múltiple se ve obligada, en la cumbre de su carrera, a interrumpir su actividad musical para siempre. Empujada por su marido acude a un prestigioso psiquiatra para tratar una depresión profunda. Durante las sesiones, convertidas a veces en un verdadero “combate” con el psiquiatra, Stephanie transita por su tratamiento con el humor más sarcástico, el lirismo más conmovedor y las explosiones más coléricas, debido a su carácter de “artista temperamental”.
Poco a poco se irá enfrentando contra sus verdaderos fantasmas y el terrible sentimiento de pérdida guiada por el Dr. Feldman, empeñado durante el tratamiento en descubrirle otro mundo lleno de diferentes propósitos vitales que sustituyan a su pérdida irreparable. Pero los tratamientos utilizados hasta ahora para encontrar propósitos válidos, ¿sirven hoy en día, cuando descubrimos que vivimos en un universo cada vez más complejo para nuestras limitadas percepciones?».
Equipo artístico y técnico
Dirección: Juan Pastor; Reparto: Juan Pastor y María Pastor; Espacio escénico: Juan Pastor; Ayudante de dirección: José Bustos; Vestuario y ambientación: Teresa Valentín-Gamazo; Iluminación: Sergio Balsera; Ayudante de producción: Julio Provencio; Comunicación y prensa: Manuel Benito
Más información y compra de entradas para la obra, en esta web.
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